martes, 26 de agosto de 2008

Deslumbrado

Mientras soñaba que alguien lo despertaba de un sueño en el que soñaba que soñaba que insistían en despertarlo sin conseguirlo, sintió que unos dedos rodeaban su barbilla y su nuca. Aquellas manos que tiraban con fuerza de él, lo arrastraban. Los gritos de dolor de la vida y los azotes en el culo acabaron de espabilarlo. Abrió los ojos, lo miró a la cara y comenzó a llorar desconsoladamente. ¡Era el cabrón de su sueño!


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es que algunos sueños te agarran de tal manera que, aunque luches por despertar, parecen "humanamente" más fuertes que tu propia conciencia, aunque, claro, realmente uno no es consciente, si no subconsciente, ... bla, bla, bla, que me gusta darle vueltas al coco.
Un beso soñoliento.

Anónimo dijo...

Ay, que es el nacimiento de un bebé. Me lo ha revelado mi marido al que le leo algunos de tus cuentos. Este le ha gustado.

Er Tato dijo...

En efecto, guapetona. A veces no sé si soy demasiado críptico...

Un beso llorón y saludos a tu marido. ¿No sabe leer? ;-)