jueves, 31 de enero de 2008

Véndanse, señores votantes, pero no tan barato.

Seamos serios. Todos vendemos nuestro voto. Unos más caro y otros más barato. Unos por ideas y otros por bienestar económico o dinero. Unos pensando en todos y otros pensando en sí mismos. Todos intercambiamos el voto esperando obtener algo a cambio. Comerciamos con él.

Sigamos siendo serios. Todos los que pretenden ser elegidos para tomar decisiones en nombre de un grupo, sea como presidente de la comunidad de vecinos, como representante sindical, como alcalde o como presidente de un país, intentan comprar nuestro voto. Nadie que aspire a ser elegido dejará de pedir que le voten y de explicar los beneficios que obtendrá a cambio quien lo haga.

Nadie debería escandalizarse por llamar a las cosas por su nombre. Este juego de intercambios mutuos es natural en democracia. Es sano, siempre que se haga con honestidad y transparencia. El problema radica en que casi nunca se hace así.

Por eso, a mí me asombra que Zapatero le reproche a los del PP la baja consideración que tiene de los votantes por afirmar que se venden por cuatrocientos euros, aunque lo que realmente dijeron es que él los quiere comprar por esa cantidad. Parece lo mismo, pero no es igual. Y digo que me asombra porque con ese reproche, Zapatero está afirmando implícitamente que considera indigno a aquel ciudadano que venda su voto por dinero. O quizás quiera decir por tan poco dinero. Sin embargo no le parece indigno que los partidos mercadeen con los votos a cambio de inversiones o cargos públicos.

El ciudadano es dueño de su voto y puede elegir prostituirlo o no, allá cada cual. Pero quienes aspiran a representarnos, se llame Zapatero o Rajoy, no tienen derecho a mentir, manipular y usar nuestro dinero para comprar nuestros favores. Y menos aún a darle lecciones de moralidad a la puta después de haber retozado con ella.


Derecho y razón

Confundir la legalidad con el sentido común y la razón cuando el argumento jurídico de una sentencia comulga con nuestras tesis es humano. También lo es acusar a la justicia de inicua y prevaricadora cuando ocurre lo contrario. Igual de humano que el egoísmo, la envidia, la mentira o la manipulación. Pero que estos comportamientos sean consustanciales a la condición humana no los hace disculpables ni éticamente admisibles. Y menos aún cuando quienes acumulan en su haber estos pecados aspiran a conducir los destinos de una nación, razón por la que debiera exigírseles un plus de honestidad, material e intelectual, respecto al común de los ciudadanos.

La sentencia del TC desestimando el recurso que el PP interpuso contra un punto concreto de la Ley de Igualdad, la paridad de las listas electorales, significa lo que significa: que ese aspecto de la ley es constitucional.

Ni significa que el machismo haya sido derrotado, como estúpidamente afirma Pepiño Blanco en su blog, ni que quienes defendemos que buena parte de esa ley atenta contra las libertades y la dignidad de las mujeres seamos unos machistas reaccionarios. Y no es que a mí me importe que me tachen de esto último. Es, simplemente, que hay que ser o muy lelo o un mal nacido para extraer tales conclusiones de la sentencia.

Quien piense que el machismo se combate con leyes es, como poco, ingenuo si no directamente tonto. Y menos con leyes de este tipo. Ojalá fuera así, pero por desgracia la solución es algo más compleja. El machismo sólo se combate con educación y rechazo social.

Y todo ello sin perjuicio de que la sentencia pueda ser también criticable desde el punto de vista jurídico. Y me refiero a una crítica argumentada desde el Derecho y respetuosa. Porque a mí me divierte una barbaridad eso que se suele decir en estos casos de "respetamos la sentencia pero discrepamos profundamente de ella, y los jueces han fabricado una sentencia política, y el Estado opresor, y esto es intolerable, y bla, bla, bla, bla....."


Excusatio non petita....

"....el Gobierno no intervendrá en la composición accionarial de las empresas."

(Ministro de Industria, 30-01-08)


martes, 29 de enero de 2008

Renovarse o morir

Imagino que los habituales de la taberna recordarán esto. Pues Paulo Coelho se ha apuntado al juego. No es que sea un escritor que me guste en demasía. De hecho, salvo El alquimista, no me ha gustado ninguno de sus otros libros que leí, pero este tipo de iniciativas siempre son de agredecer y demuestran que las cosas se pueden hacer de otra manera. En una conferencia en el Digital Life Design de Munich ha afirmado que difunde versiones piratas de sus libros en internet.

Ha comentado que su libro El alquimista vendió sólo 1.000 ejemplares en Rusia el primer año. La aparición de una versión pirata del libro en ruso distribuida en internet, incrementó las ventas a 10.000 ejemplares el año siguiente y a 1.000.000 el tercer año.

Incluso ha creado el blog Pirate Coelho en el que publica enlaces a versiones pirateadas de sus libros en varios idiomas haciéndose pasar por un fan. Y no se lo pierdan, hay hasta una versión en audiolibro de El alquimista en castellano.

Bravo por Paulo.


Esto es un no parar

Esto de las elecciones es una mina. Si no anduviera uno tan escaso de tiempo, daba por lo menos para veinte entradas diarias en el blog. Y a cual más cañera. Tal es el volumen, por cantidad y calidad, de idioteces que dicen y hacen nuestros políticos en las campañas. Y no es que en épocas normales no se les ocurran tonterías, no. Lo que pasa es que no les tienen puesto todo el día un micrófono delante para que las cuenten. Por suerte para ellos.

Vamos a lo que vamos. Resulta que Rajoy ha afirmado hoy que lo de los cuatrocientos euros es una medida socialmente injustísima. Le faltó poco para que se le escapara un hipermegasuperinjustísima. Estoy de acuerdo. Es una medida socialmente injusta. Pero tranquilos, que si no la dan a la entrada la dan a la salida. Resulta que le parece injustísima "porque a una persona que gane 10 millones de euros al año le va a regalar 400, pero al señor que no declara a Hacienda porque está exento, no le va a dar nada". Mira Mariano, con el señor que no paga impuestos porque su renta es baja y recibe gratuitamente sanidad, enseñanza, pensiones, becas....ya se está siendo socialmente justo. Y en algunos casos, inmerecidamente. Si quieres apuntarte al buenismo pedante y cursi de la progresía, allá tú, Mariano de mis entretelas. Cada uno hace el ridículo como quiere.

Seguramente has escuchado campanas, pero no sabes dónde. Es cierto que es injusto, pero no por esa tontería que has dicho, sino porque se trata de una reforma fiscal encubierta en la que se incrementa la progresividad del impuesto. Por si no te has enterado, el IRPF no es un impuesto proporcional. No se conforma sólo con que el que más gane pague más, cosa que se conseguiría sólo con que todos pagaran por ejemplo un diez por cierto, sino que está diseñado para que conforme más renta obtenga un trabajador, pague una parte cada vez mayor de sus ingresos. Nada que objetar. El problema surge cuando esa progresividad se lleva a extremos que hacen injusto el impuesto. Y con esta ocurrencia de Zapatero que incrementa la progresividad del sistema, medida hiperprogresiva donde las haya que diría aquélla, se está siendo socialmente injusto con aquellos ciudadanos sobre los que recae el peso fundamental de este impuesto que, no lo olvidemos, supone casi el 50% de la recaudación total del Estado.


Es la economía real, imbécil

Esta mañana me han clavado el IPC sin compasión. El de verdad. Nada que ver con el afilado estilete oficial del cuatro con dos. Éste era una navaja trapera con tres cuartas de hoja. Y real como la vida misma.

En el entrañable bar de polígono en el que suelo desayunar se habían equivocado al darme el cambio de un billete de diez euros con el que pagué. Oye Marisa, que me has dado mal la vuelta, le dije risueño a quien todas las mañanas me pone el café sólo y la tostadita con aceite. Y lo de tostadita no es un diminutivo cariñoso, sino descriptivo. El bollo que ponen, porque dicho sea de paso, a mí me gusta más el bollo que la viena, parece hecho con las pelotillas de masa que les sobran cuando hacen los bollos de verdad, los de persona normal para que nos entendamos.

A ver, que me despisto. Decía que le estaba reclamando a la Marisa, que la chiquilla es poca cosa pero resultona, que me completara la vuelta, que desde que el tío Solbes nos echó la bronca ya no hay propina que valga. Con cierta cara de guasa y un gesto de satisfacción por saberse en posesión de la razón, me contestó que de lo de la propina ya se había percatado, que Solbes era un deslenguado y que la vuelta era correcta porque todo había subido. Bueno, todo no, pensé, porque ella seguía siendo igual de chiquitilla aunque tuviera las tetas cada vez más grandes.

Abrí la mano e hice cuentas. ¡Más de un catorce por ciento de subida! A esto es a lo que los economistas llamamos economía real. ¡Y tan real!


¿Progresivo y progresista?

Para una vez que ha contado bien lo que le han dicho que cuente y además tiene razón, también se la quitamos.

La vice De la Vogue ha dicho que es hiperprogresiva la devolución de los cuatrocientos euros. Y yo añado a ese pijo prefijo, algunos más. Es hipersupermegaprogresivo. El efecto fiscal de esa devolución es el de aumentar la progresividad fiscal más aún de lo que ya lo estaba. Vamos, más machaque para la clase media que soporta el grueso de los impuestos. En algunas tertulias radiofónicas hasta he llegado a escuchar que si se quería ser progresivo, que se le hubieran devuelto ochocientos euros a los que menos ganan y cien a los que más.

Es lo que tiene confundir proporcionalidad con progresividad. Y progresividad con progreso.


lunes, 28 de enero de 2008

¿Punto y apARTE?

Anoche recibí un correo que chorreaba ilusión y sonaba a resoplido de satisfacción. De inquietud. De esa íntima duda de no saber si el barco se iba a mantener a flote y durante cuánto tiempo. También traía enredada en sus palabras la responsabilidad. De no defraudar a amigos y gente cercana. De saberse comprometido. De enseñar lo aprendido de forma imaginativa, con un nuevo envoltorio que venda la mercancía sin cambiar su esencia. Porque no sólo de arte vive el hombre y hay que comer, beber, pagar la luz, el ADSL, el registro del dominio... Disculpen que me haya salido la vena prosaica. Fue sin querer. Ya saben que soy de ciencias y me toca alimentar el tópico.

Como no creo que a su remitente le importe, reproduzco a continuación el contenido del correo:

"Después de una lucha encarnizada y muchas horas de trabajo, hemos conseguido crear, sin conocimientos informáticos que valgan, nuestra humilde página web.

El alumbramiento no ha estado exento de complicaciones, pero por fin está entre nosotros. Poco a poco iremos dándole forma. Aquí os dejo el enlace para que la visitéis, opinéis y nos ayudéis a mejorarla."

Son cuatro amigos. Cuatro mosqueteros del arte. Bueno, para ser políticamente correctos, tres mosqueteros y una mosquetera, que están dispuestos a dar la batalla para combatir la galopante mediocridad cultural de nuestros jóvenes y de los no tan jóvenes. Vaya por delante mi absoluta predisposición a dejarme conducir en este viaje que inician.

Del barco que acaban de botar, y que a buen seguro irán embelleciendo aunque lo importante sea su mercancía, me ha gustado especialmente este texto. En él lo explican casi todo. Y en su cabecera, Afrodita como alegoría, completada quizás por la castración de Urano que no permitía a sus hijos ver la luz.

Ilusiónennos e ilusiónense. Aporten algo nuevo, algo fresco, algo distinto. Como diría Sabina, resumiendo, consigan un punto y apARTE. Y si no, al menos inténtenlo. Con eso será suficiente.

Suerte. La vuestra será también nuestra.


viernes, 25 de enero de 2008

Eramos pocos........

Esta vez ha sido Rosa Aguilar, alcaldesa de Córdoba. No sé si lo que no le parece bien es que la Iglesia pida el voto o que lo pida en contra de la izquierda.

La manía que le ha entrado a la izquierda española con eso de prohibirle a la Iglesia, al fin y al cabo una institución privada, que se pronuncie y pida a sus correligionarios el voto para una determinada ideología. Se ha puesto de moda restringir la acción política al ámbito estricto de los partidos. ¡Si quieren emplear su libertad de expresión para recomendar que no me voten, que se presenten a las elecciones! ¿De qué me suena.....?

Por cierto, que en las últimas municipales, el PP obtuvo en Córdoba el 44% de los votos y 14 concejales, pero gobierna IU que obtuvo 11 concejales y el 36% de los votos.

En fin, una prueba más de la consolidación en nuestro país de la partitocracia. Sí, ya sé que soy muy pesado pero ¿conocéis a algún tabernero que no lo sea?


miércoles, 23 de enero de 2008

Chatarra blogespacial

Bueno, lo de chatarra no lo digo por la calidad, aunque de todo habrá, sino por su similitud con los restos de satélites y otros artefactos que a buen seguro pululan por nuestro espacio estelar. En su día formaron parte de fantásticas máquinas que salieron de la imaginación, la creatividad y el conocimiento humanos. Ahora, de nadie son, nadie los reclama.

Lo cierto es que debe haber gran cantidad de blogs abandonados a su suerte. Unos que murieron antes de nacer. Otros que apenas soportaron tres entradas. Otros que han pasado del año. Muchos tienen tal calidad, originalidad o ambas cosas, que no se entiende muy bien por qué sus autores los dejaron a la deriva. Sin embargo, en el abandono de muchos de ellos, sobre todo en los que han tenido un recorrido más longevo, se suelen encontrar dos elementos comunes: sus dueños escriben un último post de despedida y se intuye en él que el motivo de la misma ha sido la paulatina conversión en obligación de lo que comenzó siendo un simple divertimento. A algunos de ellos he llegado cuando ya habían echado el cerrojo. Pero me colé furtivamente, sin hacer ruido. Y los disfruté. Los sigo disfrutando. A otros llegué pocos días antes del cierre.

Sería puro egoísmo no compartirlos. A ellos y a los blogs a los que enlazan desde sus páginas. Así que como muestra, un botón. Bueno, dos.

En Activando la disidencia, José Tato González, curiosa casualidad la del apellido si es real, ha escrito durante más de dos años. Especialmente recomendables sus ¡ciento veinte! cuentos. Todos buenos y algunos espectaculares. Si se animan, ya me contarán. Pero no se peguen un atracón. Dosifíquenlos y disfrútenlos. Y si mi pseudotocayo lee esto, que se anime a continuar su obra. Algunos se lo agradeceremos .

En Crónicas desde la mirilla, el Churru nos cuenta las peripecias de sus vecinos, las suyas propias y su adoración por la mirilla de su puerta. Un voyeur de la vida con mucho humor. Lo que me he llegado a reír con expresiones del tipo ".....con el pelo estirado hacia atrás en un moño, dejando al descubierto una frente de tamaño industrial, como para escribir en ella el Quijote con Kanfor". Llegué a él justo cuando acababa de cerrar el chiringuito. Empecé a leer las entradas en orden cronológico, desde la más antigua que está fechada en el 13 de Enero de 2007. Todavía voy por el mes de Abril. Y si quieren saber algo más del blog, aquí tienen una magnífica síntesis.

Debe estar atacándome el síndrome del Diógenes ése, porque me ha dado por llevarme a casa algunos restos del blogespacio. Ya saben, lo de chatarra blogespacial sólo era una licencia literaria. Nada que ver con la realidad.


Desnudo integral

¿Ven lo sana que es la libertad de expresión? Sin ella, el profundo pensamiento de este tipo hubiera pasado desapercibido. Nunca hubiéramos conocido sus opiniones aunque hubiese actuado en función de ellas. No hubiéramos podido prever su forma de actuar, sus decisiones, sus actos.

Permitiendo que estos seres mononeuronales digan lo que piensan con absoluta libertad, se contribuye a que la sociedad esté mejor informada. Y una sociedad bien informada es una sociedad más libre.

Juan Oliver se llama el artista. Es periodista, o eso dicen, y fue director de la televisión pública catalana. Y ha dicho cosas como éstas:

"A mí me parece fantástico que nos burlemos, que nos riamos, que machaquemos a Pizarro y la aragonesa que se juntó con el aragonés para dar origen al señor Pizarro. Me parece fantástico, cojonudo."

"....los españoles son españoles y son chorizos por el hecho de ser españoles...."

No recuerdo quién dijo aquello de que si encuentras un caballo que sepa contar hasta diez, tendrás un fantástico caballo, pero un pésimo matemático.


domingo, 20 de enero de 2008

Cuento: Como la vida misma

Anoche me acosté cansado. Muy cansado. Vivir me estaba matando. ¿Es que nunca se descansa de vivir? Aunque sean algunos días de asuntos propios o algún puente....

Me levanté temprano, me di una ducha caliente, me abrigué y salí a la calle. No sé qué sucedió durante la noche. Deben ser esas hormonas que dicen que uno produce mientras duerme. Me sentía fuerte, exultante. A mis poco más de cincuenta años, tenía la vida resuelta. Un buen trabajo, una familia a la que adoraba. Muchos muros derribados, muchos obstáculos salvados. Y hace unos días, una noticia inesperada, amenazaba con destruir todo eso.

Esa mañana había decidido ir andando, a pesar de los diez kilómetros de caminata que tenía por delante. Iba absorto. Pensando en la mejor manera de afrontar aquel nuevo contratiempo. Y recordando las veces que me había visto atrapado en situaciones personales complicadas. Sin salida aparente. Con esa desagradable sensación de impotencia. Y las veces que había conseguido sobreponerme. Con esfuerzo. Con constancia. Con ayuda de los míos. Y con algo de suerte, por qué no decirlo.

Hacía una espléndida mañana de Enero y el sol atizaba lo suficiente como para que el cuerpo empezara a discutir con la ropa. A escasas tres calles se divisaba el alto edificio al que me dirigía. Debía llevar escrito en la cara que era la primera vez, porque el conserje que bostezaba tras el mostrador de recepción me miró y me preguntó a dónde iba. ¿La unidad de oncología, por favor? Es mi primer día de quimioterapia, le contesté con la mejor de mis sonrisas. Ese día comenzaba la primera batalla de una nueva guerra. Otra más.


(A un compañero y sin embargo amigo. Ánimo, que hasta el rabo, todo es toro)

A su bola

Cuando me levanté esta mañana y me metí en la ducha, mi cabeza andaba en otras cosas. A su bola. La verdad es que lleva así desde el viernes, pero no me había percatado.

Esta mañana, cuando me enjaboné el pelo con el gel y el cuerpo con el champú, empecé a notar que mi mente llevaba puesto el automático. Ése del que les hablé hace unos días y que últimamente me costaba algún que otro rapapolvo de la contraria.

Aparentemente despierto, me di cuenta definitivamente de que no era cuestión de sueño cuando mi sobaco estuvo a punto de recibir una lluvia de espuma de afeitar. No sé yo si es buena idea que hoy me ponga al día de algunos trabajos de reparación doméstica pendientes.


sábado, 19 de enero de 2008

Echando cuenta(s)

Por si a alguien le apetece hacer los números, ayer se publicó en el BOE lo que el Estado le va a pagar a los partidos para subvencionar sus gastos electorales. Y esto es sólo una mínima parte de lo que nos cuesta el invento.

Así, sacando el dedo, más de diez mil millones de las antiguas pesetas. Y bien que se han dado prisa en actualizar las cifras con el IPC. Por aquello de las pesetas constantes del art 175. Ya podían darse la misma prisa para deflactar todos los años los tramos del IRPF.

¿Y si en lugar de darles pasta para que la derrochen en mítines a los que sólo van los fans o hagan gorritas y mecheros, el Estado les ofreciera gratis los medios públicos de radio y televisión para que pudieran emplearlos en hacernos llegar sus programas y debatir sus ideas? Porque de eso es de lo que se trata. ¿O no?


Zapatero a tus zapatos

No. No voy a hablar del presi. ¿Vaya corte, eh? Esta vez me refiero al sabio refrán y a Solbes.

Con su tono de viejo profesor sabihondillo, no apto para los duros de oído y los que pasan mala noche, es quizás de los pocos miembros del gobierno intelectualmente solvente en su área de competencia. Menos cuando se ve tentado, o quizás obligado, a hacer política partidista. Entonces, la solvencia de Solbes se disuelve. Y hace el ridículo.

Al nuevo deporte nacional de disparar al bizarro Pizarro, también se apuntó ayer el vicepresidente. Además de retarle a un debate, que algunos esperamos expectantes, dijo que sus ideas eran muy simples y que la realidad es más compleja.

Sólo sería una opinión más dentro de la lucha política si quien hace esa afirmación no hubiese dicho, nada menos que en el Congreso, que no hay problemas importantes en nuestra economía, empleando argumentos tan serios como invitar a sus señorías a darse una vuelta por los bares o las autopistas los fines de semana. O que la inflación se debe a que no hemos interiorizado el valor del euro porque dejamos muchas propinas.

Algunos no distinguen las ideas simples de las ideas tontas. Otros, ni siquiera han tenido una idea en su vida.


miércoles, 16 de enero de 2008

A vueltas con las rotondas

Aunque no entiendo muy bien por qué, cada vez que entro en una rotonda, algunos conductores que circulan detrás de mí o a mi lado se ponen a hacer aspavientos con las manos, golpean de forma insistente el claxon y hacen unos extraños movimientos con los labios. Como si estuvieran gritando. No termino de entender muy bien lo que me quieren decir, pero seguro que no es a mí.

Algunos incluso, apoyando un codo en el pito, sacan las dos manos por la ventanilla con las palmas hacia mí, rojos como tomates, los ojos saltones, abriendo y cerrando rápidamente los dedos estirados. Mis amigos me aseguran que están intentando decirme que para qué coño quiero los intermitentes y que quién cojones me ha enseñado a conducir, mientras me llaman gilipollas y le dan un repaso a mi familia. Pero yo no lo creo. ¡Si yo voy circulando tan tranquilo por mi carril sin meterme con nadie! Seguramente es que llevan puesta en el emepetres del coche la canción esa de Mª Jesús y los pajaritos y van tarareándola, llevando el ritmo con el pito y haciendo la coreografía. Que no es que sea muy correcto hacer eso con lo peligroso que es mientras se conduce, pero de ahí a insultarme y pegarme una bronca del quince.....Cuando les contesto esto a mis amigos también se ponen rojos y me dicen que chorreo ingenuidad. Y que tenía razón el del Seat León rojo, que soy un gilipollas.

Caricaturas aparte, resulta chocante que tan poca gente sepa circular por las glorietas. Olvidan que cuando se entra en una glorieta no se debe poner el intermitente para continuar girando por la misma, siempre que no se vaya a cambiar de carril. Olvidan que, como en cualquier otra vía, el intermitente sólo debe usarse para cambiar de carril, cediéndole el paso al vehículo que ya circula por el carril al que pretendemos incorporarnos porque tiene preferencia. Olvidan que no deben situarse en el carril interior y bronquear al que va tranquilamente circulando por el central o el externo por el simple hecho de que le dificulte su maniobra de tomar la siguiente salida. Olvidan en definitiva, si es que alguna vez lo han sabido, que dentro de una glorieta, las normas son idénticas a las que habría que aplicar si estirásemos la glorieta y la convirtiéramos en una recta con dos, tres o diez carriles.

Y hoy ha sido ya la apoteosis. Esta mañana me ha bronqueado un profesor de autoescuela, con alumna incorporada, por no poner el intermitente izquierdo mientras giraba en una glorieta manteniéndome en mi carril y por no cederle el paso mientras él pretendía pasar del carril interior al exterior de una tacada. Ha sacado medio cuerpo del coche y me ha hecho la coreografía completa de los pajaritos, aunque para mí que no se sabía la letra porque la ha cambiado entera. Su alumna, futura conductora, heredera de su educación y su sabiduría, me echará la bronca dentro de unos meses cuando me la encuentre en cualquier glorieta. Y lo que es peor, estará convencida de que lleva razón y de que yo soy un inútil.

Ante estas situaciones, uno se siente como la madre del viejo chiste que, cuando fue a ver a su hijo jurar bandera, asumió que toda la compañía llevaba el paso cambiado menos su hijo. Al final, algunos se plantearán cambiar el paso para no dar la nota o no tener un accidente, aunque desde luego no seré yo. Eso sí, consciente del riesgo, circulo por las glorietas con un extra de precaución. No hay nada más peligroso que estar convencido de que todos actuarán como uno porque es la única forma correcta de actuar. Porque es como actúan todos. Sin cuestionarse al menos si es uno el equivocado.


Nos han echado de la Champions

La Fundación Heritage ha publicado un año más su Index of Economic Freedom (índice de libertad económica) para 162 países, aunque cinco de ellos no han sido evaluados por distintos motivos.

A través de diez parámetros específicos que se consideran relacionados con el grado de libertad económica de un país, elabora un ranking que los clasifica en 5 grupos que van desde la máxima libertad (free) hasta la represión económica (repressed).

Nuestro país se sitúa en el tercer grupo (moderately free). Y de los diez parámetros, en tres de ellos estamos particularmente mal: presión fiscal (fiscal freedom), intervencionismo económico del Estado (freedom for government) y flexibilidad laboral (labor freedom). La credibilidad que a cada cual le merezca este trabajo no es asunto en el que deba entrar, pero mi percepción personal es que el diagnóstico se acerca bastante a la realidad.

Por otro lado, hay una cuestión adicional que se pone de manifiesto en el resumen ejecutivo del informe y que es importante subrayar. En el gráfico número 3 se representa la correlación entre el índice y el PIB per cápita. En el gráfico número 5 se muestra el PIB per cápita de cada uno de los cinco grupos. El primer grupo duplica al segundo y el segundo casi duplica al tercero. La conclusión es obvia: crear las condiciones adecuadas para que la economía sea lo más libre posible mejora la renta de los ciudadanos y, por tanto, su bienestar. ¿A qué esperamos?

Cuando el gobierno dice que él no tiene la culpa de la evolución de la economía cuando va mal, o asume que tampoco la tiene cuando va bien, o es que no sabe qué hacer. Y parece que aquello de que nuestra economía jugaba en Champions no fue más que un intento de frase ingeniosa. Como diría Pepiño, se confirma lo que ya se sabía.


martes, 15 de enero de 2008

Si tú eres tú y yo soy yo ¿quién es más tonto de los dos?

Se nota que la jugada del bizarro Pizarro les ha dejado descolocados. Ya veremos qué efecto real tiene en el medio y largo plazo. Si ha sido un golpe de efecto temporal o tiene más fondo el asunto. Veremos.

De momento, al subcampeón del mundo de las tonterías le ha hecho revalidar su título. Me refiero, cómo no, a Pepiño Blanco, que hoy saca matrícula de honor en su blog.

"Sabíamos que Manuel Pizarro era un político. Un político del PP.....Ahora se confirma lo que ya sabíamos....."

Si ya sabían que era un político y era del PP ¿cómo puede confirmarse ahora lo que dicen que ya se sabía? Lo que se sabe no es susceptible de confirmación.

"....el PP ponía al frente de las empresas a los suyos hasta coparlas, les pagaba bien y les utilizaba en el combate político."

Igualico, igualico, que el difunto de mi "agüelico", que diría la abuela de Agamenón. Si cambiamos las siglas PP por las de cualquier otro partido que haya ostentado o vaya a ostentar en un futuro el poder, la frase continuaría siendo igual de certera. Esa realidad es precisamente lo que la convierte en demagogia barata.

"Ahora confirmamos quién convirtió una decisión empresarial, la OPA sobre Endesa, en una batalla política contra el gobierno...."

No suelo tener mala memoria, pero no recuerdo yo que Pizarro hiciera otra cosa que defender los intereses de los accionistas. Y a los hechos me remito. Duplicó el valor de la compañía entre la OPA de Gas Natural y la OPA definitiva.

No puede decir lo mismo el gobierno al que tu partido sustenta. Abusó de su poder para fabricar una operación empresarial artificiosa. Ofreció un triste espectáculo en Europa. Convirtió en moneda de cambio con los catalanes los intereses de muchos ciudadanos. Accionistas y no accionistas. En definitiva, quiso comprar favores políticos creando una burda operación empresarial que perjudicaba los intereses del país buscando beneficios políticos.

"Ahora sabemos que por hacer todo eso cobró al salir de Endesa más de 15 millones de euros en sueldo e indemnización........pagada por los accionistas de Endesa a los que decía defender..."

A mí me parece inmoral que una persona, sea directivo o futbolista, se embolse esa cifra por su trabajo. Pero si a quienes tienen que pagarla (accionistas, patrocinadores, hinchas....) les parece bien, allá ellos. Se trata de empresas privadas. Reprocharle que haya cobrado esa cantidad e insinuar que, por cobrarla, ha perjudicado a quienes decía defender, pone de manifiesto la mediocridad argumental de nuestro aspirante a campeón. Claro que defendió a los accionistas duplicando el valor de su patrimonio. Y claro que los accionistas le pagaron su salario y su indemnización. Exactamente el mismo que aprobaron libremente en la Junta de Accionistas. Porque a nadie se le obliga a ser accionista de ninguna empresa privada. En cambio, los contribuyentes sí pagamos tu sueldo y no podemos vender nuestras acciones, querido Pepiño, así que ya te podías poner las pilas, machote. Y esto va para toda la clase política, así que tú, el de barbas que se sienta entrando a la derecha, no te rías que maldita la gracia.

"¿Será capaz ahora, como sostiene Rajoy, de decirle a los españoles que es mucho subir el salario mínimo interprofesional en 200 euros al mes?"

¿Te refieres a los mismos españoles a los que el gobierno miente? ¿A los mismos a los que el gobierno intentó robarles la mitad de su patrimonio? ¿A los mismos a los que vende por unas migajas a los nacionalistas? ¿A los mismos a los que la subida del SMI los va a llevar al paro?


lunes, 14 de enero de 2008

Invita la casa. Hoy: Decálogo insumiso

El viejo profesor y disidente socialista, Alfonso Lazo, es el autor de este Decálogo insumiso. Lean y disfruten.

En tiempos de turbación no hacer mudanza, decía Ignacio de Loyola y gustaba de repetir José Rodríguez de la Borbolla. Pero cuando las aguas se estancan conviene removerlas para que no amenacen con pudrirlo todo. He aquí algunas sencillas reglas de vida que sin demasiadas pretensiones —consejos que los más viejos se permiten dar a los amigos más jóvenes a comienzos de un nuevo año— pueden ayudar a la necesaria tarea de oxigenación:

Ama la insumisión. El insumiso respeta y reconoce la excelencia, sea en los de arriba o en los de abajo y, al mismo tiempo, se rebela contra la mediocridad venga ésta del poder o de la plebe.

No adores a falsos dioses. La democracia es el menos malo de los sistemas políticos conocidos, pero ni es Dios ni es infalible. El haber ganado unas elecciones no garantiza la bondad o la verdad. Después del escrutinio, el derecho a la crítica y al cambio siguen vigentes. El partido sacro que nunca se equivoca es invención leninista.

No dudes en hacer público lo que piensas, aunque te encuentres en minoría. Nada tan patético como el papel irresoluto y tornadizo de Rosita la pastelera: hoy dices blanco; mañana negro, por pánico a que te tilden de derechas, y de esta manera únicamente consigues poner en evidencia tu cobardía. A fuerza de repetidas, las palabras pierden su sentido original. El franquismo llamaba «comunista» a toda la oposición clandestina, y ser comunista se convirtió en timbre de gloria.

De modo que no te importe tampoco ser llamado reaccionario, porque hoy quienes lo hacen suelen estar al servicio del poder establecido: conservadores temerosos de perder prebendas y privilegios. También Stalin insultaba a Trotsky llamándole aristócrata.

Recupera aquello que usurpan los que se dan a sí mismos el título de izquierda: la Ilustración, el progreso, las libertades. Los amigos de Chávez, de Castro, de la teocracia iraní y de los nacionalismos prehistóricos ya no pueden reclamar una herencia semejante.

Concédete de vez en cuando el placer de epatar a la progresía. Nada resulta tan regocijante como escandalizar la seriedad de los dogmáticos. Existe un amplio depósito de blasfemias adecuadas: admirar a los Estados Unidos, defender el derecho a la vida del Estado de Israel, llamar intelectual al Papa Ratzinger o —escándalo de los escándalos para la política que dicen de género— regalar pelotas a los niños y muñecas a las niñas. Incluso puedes permitirte la asistencia a esas enormes manifestaciones de masa que tanto irritan a los que estaban convencidos de que la calle era suya.

Tienes todo el derecho del mundo para pecar contra la fe en el «cambio climático provocado por el hombre». Dogma de la Iglesia Verde que el poder político utiliza a fin de aterrorizar a la sociedad. Gente aterrorizada es gente manipulada.

Combate la prepotencia perdiéndole el respeto. Cuanto más sabios son los hombres tanta menos importancia dan a las formas; mientras que los mediocres en el poder inventan protocolos y extreman la majestad. Los hombres de categoría son más frívolos, es decir, más tolerantes. A la muerte de Sacha Guitry se dijo: nos enseñó que la frivolidad puede ser una virtud.

Cuando tu insumisión te pese, recuerda el relato de Alfonso Daudet: El lobo se come a la cabra del señor Seguin, pero al alba, después de que la cabra luchara toda la noche. Si hemos de caer, que sea a la salida del sol.

Por último, no consultes los oráculos: las encuestas siempre se equivocan.

Y como en todo decálogo, también estos diez mandamientos se encierran en dos: ama la libertad sobre todas las cosas y ten el valor de hacer frente a una rampante corrección política que seca los cerebros alienados y emotivos.


La naranja mecánica

Toda mi vida profesional ha transcurrido en el mundo de las tecnologías de la información y las comunicaciones, vulgarmente conocidas como TIC. ¿Y a cuento de qué viene esta pequeña digresión? Pues a cuento de que este hecho supone un aval que me permite presumir de un conocimiento bastante amplio de lo que se cuece en este mundillo. Que no les alarme mi inmodestia. Dicen que la modestia es la virtud de los imbéciles. Aunque dicen lo mismo de la jactancia. Dejémoslo ahí porque este artículo no va ni de pecados ni de virtudes, sino más bien de torpezas.

Casi todas las empresas de servicios tecnológicos precisan de un área de atención al cliente. Y muy especialmente las operadoras de telecomunicaciones. El equipo humano asignado a estos departamentos suele tener un perfil profesional bajo. Y si no lo tienen, les obligan a tenerlo asignándoles tareas en las que les prohíben pensar o salirse de un guión preestablecido. Es una cuestión de costes. Esto les permite pagar bajos salarios y mantener una alta productividad (ratio llamadas atendidas/hora). Si además asignan a este servicio un 902, reciben un ingreso extra por cada llamada recibida del cliente.

Quede claro pues que, en lo que expondré a continuación, dejo a salvo a los sufridos operadores que soportan las iras que sus empresas provocan en sus no menos sufridos clientes. Lo que no significa que no haya operadores verdaderamente ineptos, como en todas las profesiones. Y ahora al grano.

Hace unos tres años decidí contratar mis servicios de voz y de datos (ADSL) a una operadora distinta de nuestra entrañable Telefónica. Transcurrido un año, me ofrecieron una mejora tecnológica sin incremento de precio. Lógicamente accedí. Cuando vino la siguiente factura traía incorporado el precio adicional de esa mejora. No me extrañó, porque entiendo que la misma automatización de los procesos en las empresas que permite disminuir los costes, y en consecuencia los precios, hace complicado el trato personalizado a cada cliente. Consciente de ello, reclamé y se solucionó.

Hasta el pasado mes de Noviembre, dos años después, todo ha ido bien. No hubo más necesidad de emplear el servicio de atención al cliente. A todo el que me preguntaba, le recomendaba esta operadora. A finales de ese mes recibí una llamada en la que me ofrecían multiplicar por seis mi velocidad por el mismo precio. Recordando el incidente anterior, pregunté a mi amable interlocutora si era una promoción temporal o permanente. Me contestó que, por supuesto, era indefinida. Le volví a insistir en la cuestión porque yo no necesitaba el incremento de velocidad y no quería pagar más por algo que no precisaba. Volvió a reiterar que no me preocupara, que el importe seguiría siendo el mismo y que se trataba de premiar mi fidelidad. Un poco escéptico, le volví a insistir en la cuestión y le expliqué lo que me había ocurrido dos años antes. No se preocupe que eso no volverá a ocurrir, contestó. Adelante pues, le confirmé.

A los pocos días me volvió a llamar para verificar si ya me habían actualizado la velocidad. Le dije que sí y le reiteré mi agradecimiento. Y volvió a llamar una tercera vez en la que me preguntó si estaba satisfecho con el cambio. Tanta insistencia me dejó un poco mosca, pero pensé que querían rentabilizar la satisfacción de un cliente recordándole sutilmente que aquello era un premio a la fidelidad. Por si se me había pasado por la cabeza cambiar de operadora. Cosas del marketing, pensé. Le dije que todo iba perfecto y volví a darle las gracias.

No obstante, aún me esperaban varias sorpresas. Al revisar los últimos pagos efectuados, detecto que me están cobrando la cuota correspondiente a la mejora de velocidad. Exactamente la misma que si fuera un cliente que acabase de contratarla en su página web, pero sin los regalos habituales de un nuevo cliente. Ya saben, donde hay confianza da asco.

Consciente una vez más de que estas cosas pueden pasar, a pesar de haberlo advertido, no me altero. Confío en que el asunto se solucionará con una simple llamada. Seguramente a alguien se le había olvidado informar al sistema de que a mí me habían dado un ¡premio a la fidelidad!. Llamo otra vez al 902. Por cierto, eso de que tenga que pagar las llamadas que hago a la misma operadora con la que tengo contratada una tarifa plana de voz, sí que me cabrea. Y bastante. Ya hay movimiento en la red a este respecto. Pero sigamos con el asunto. Cuando consigo dejar de hablar con la máquina y me atiende un operador, aunque posteriormente compruebo que no hay mucha diferencia entre ellos, le explico el caso. Me dice que tengo que enviar un fax exponiendo mi problema, con una fotocopia de las facturas que reclamo y de mi DNI. Seguramente no me he explicado bien, pensé. Vuelvo a explicárselo sin demasiadas esperanzas, a tenor de la cadena de monosílabos ininteligibles con que salpica mi nueva narración. Cuando termino, me vuelve a decir, exactamente con las mismas palabras que antes, sin inmutarse, aquello del fax, las facturas y el DNI, y que comprobarían en las grabaciones si efectivamente alguien me había hecho esa oferta.

Ya algo más tenso, le digo que el problema ya se lo he expuesto a él, que el detalle de las facturas lo acabo de descargar de su servidor, que mi identidad ya la han verificado al inicio de la conversación y que no pienso enviar ningún fax. Vuelve a darme el número de fax y va a comenzar de nuevo su pesada letanía cuando, evolucionado mi estado de ánimo de "algo más tenso" a "comienzo de cabreo serio", le solicito que me pase con quien corresponda para darme de baja del servicio. Al cabo de unos cinco minutos, otro operador me atiende. Éste, algo más borde, parece que está autorizado no sólo a oír, sino también a escuchar. Y a pensar. Otra cuestión es que lo haga bien. Con un acento castizo y un tono que a duras penas conseguía disfrazar su chulería, me cita de lejos, desde el centro del platillo. Se deja querer, permitiéndome que le explique lo que a buen seguro ya le ha adelantado telegráficamente su compañero y probable subordinado. Con absoluta seguridad y sin concesión a la posibilidad de que hayan cometido error alguno, me contesta que es imposible que nadie me haya llamado ofreciéndome la promoción de la que le hablo, que tampoco es posible revisar ninguna grabación porque las conversaciones no se graban y que, en efecto, es absurdo que me soliciten el envío por fax de la reclamación, las facturas y el DNI. Imagino que ésta última concesión al sentido común sólo fue un acto de misericordia hacia mí tras las dos primeras coces.

Como se pueden imaginar, a estas alturas ya era consciente de que el asunto tenía difícil arreglo. Me acababan de llamar mentiroso en mis propias narices, quien tan amablemente me llamó en Noviembre me engañó y el operador que me ofreció revisar la grabación de aquella conversación, me mintió. Tras una pequeña discusión, decidí aceptar el ofrecimiento de volver a mi velocidad original con un descuento en la cuota como compensación. Mucha generosidad para no haber cometido error alguno, pienso para mis adentros. Curiosamente, ese descuento es superior al que suponía respetar la promoción de la discordia. Vamos, que teniendo en cuenta que el coste marginal para la operadora de mantenerme en mi nueva velocidad es cero, que haciéndolo iba a facturar un 34 por ciento más que ahora y que tienen un cliente que van a perder en los próximos meses, cuando considere que es el momento oportuno, y que va a contar esta historia a todo aquel que quiera escucharla, no parece que el negocio les haya salido redondo. También les envié un fax de tres folios que seguramente habrá terminado en la basura después de haber provocado risas y sonrisas a costa de la supuesta ingenuidad de un cliente coñazo. Por eso he querido compartir con los parroquianos que amablemente visitan mi taberna, entre vinitos y tapitas de la tierra, la divertida peripecia vivida. Más que nada para que nos riamos todos.

Y que nadie se confunda. Con lo que aporto a ONGs, que es bastante menos de lo que debiera, podría convertir mi línea ADSL a la máxima velocidad y aún me sobraría dinero. Esta historia sólo tiene que ver con la decencia y la dignidad, no con cuestiones económicas.

¡Ah! Se me olvidaba. Como ya habrán intuido por el título, la operadora en cuestión es Orange. A clockwork Orange, como diría Stanley Kubrick.


domingo, 13 de enero de 2008

Contra la sosería, melón con sal

La primera parte de la extensa entrevista que el director del periódico El Mundo le ha concedido a Zapatero no tiene desperdicio.

Debo reconocer que la he leído con verdadero interés y que tiene momentos en que el presidente está brillante. Al menos dialécticamente. También tiene pasajes en los que su enanez mental queda patente y te devuelve a la realidad.

Como cuando, al hablar de su lealtad al Pacto Antiterrorista, le pregunta si autorizó los contactos de Eguiguren con ETA y Batasuna antes de llegar al poder y responde contundente: Absolutamente no. Es una pena que no le crean ni los que entonces eran todavía sus amigos en El País.

O cuando Pedro J. le pregunta si le parece lógico que haya lugares en España en los que sea imposible escolarizar a un niño en castellano y, tras un circunloquio sin sentido, responde ¿Puede usted poner encima de la mesa alguna sentencia que diga que algún ciudadano ha visto vulnerado su derecho a educar a sus hijos conforme a los criterios de la Constitución? Así que se trata de eso. Lo que no está en una sentencia no existe. Si un juez no dice que hay un problema, no hay un problema. La realidad es lo de menos.

O cuando el periodista insiste con otra pregunta de similar corte en la que recaba su opinión sobre el hecho de que un gobierno presidido por un socialista, miembro de su Ejecutiva, multe a los comerciantes que no rotulan en catalán. Yo no he tenido quejas de comerciantes, responde sin el más mínimo pudor. Si las quejas no le llegan a él, no hay quejas, no hay injusticias ni falta de libertades. ¿Este hombre lee los periódicos y escucha los telediarios?

Ante la solicitud de Pedro J. de que concrete a qué errores se refiere cuando el presidente le reprocha la falta de autocrítica de su periódico en el asunto del 11-M, éste le responde: Yo procuro ser un buen demócrata. Yo hablo de mis errores y espero que los demás hablen de los suyos. Vamos, que él nunca habla de los errores ajenos y además, opina que hacerlo no es de buen demócrata.

Ahora viene algo que me dejó desconcertado. Y aún lo estoy.

Pregunta: ¿Usted hoy en día se considera cristiano?
Respuesta: Sí...estoy bautizado... Me amparo en mi derecho constitucional a no responderle. ¿Me lo va a respetar?

¿Qué significa esto? ¿que es cristiano y le avergüenza reconocerlo? ¿que no lo es, pero abraza sus ritos? ¿que está pensando en las próximas elecciones y prefiere nadar y guardar la ropa? ¿Y qué es eso de que se ampara en su derecho consitucional a no responder? Valiente gilipollez.

Hablando de la paridad, Pedro J. afirma que él es partidario de la igualdad, pero no a través de la imposición, no a través de las cuotas. Nuestro presidente le responde escuetamente: Yo soy partidario de la paridad. Y yo añado ¿aunque genere desigualdad de oportunidades e injusticia?

El final de esta primera parte de la entrevista, que reproduzco porque es difícil ser más cursi y fariseo, dice así:

Pregunta: ¿Cuál es la mujer más atractiva que ha conocido usted desde que es presidente del gobierno?
Respuesta: Sonsoles
Pregunta: Le digo desde que es presidente del gobierno
Respuesta: Sonsoles. Para mí la persona atractiva es Sonsoles
Pregunta: Bien, digamos entonces ¿cuál es la más interesante que ha conocido desde que es presidente? (parece que ya no sabe cómo preguntárselo)
Respuesta: (¿a que no lo adivinan?) Sonsoles

Y ahora la traca final. A los postres, Zapatero pide melón y comienza a echarle sal. Pedro J. le pregunta sorprendido: ¿melón con sal?. Lo tomo siempre así, es una costumbre de mi abuelo, responde el presidente.


sábado, 12 de enero de 2008

Se necesita camarero.

Con esto del pleno empleo prometido por Erchaves ya nadie quiere trabajar de camarero, así que le he encargado a Rube Goldberg una solución. Y es que este oficio de tabernero no está pagao con ná.

¿Una cervecita? Marchando.






viernes, 11 de enero de 2008

Raro, raro, raro....


Vaya por delante que si la Guardia Civil ha cometido alguna irregularidad en la detención de los etarras Sarasola e Igor Portu, deben depurarse las correspondientes responsabilidades. Caiga quien caiga. Esa es una de las muchas diferencias entre ellos y nosotros. Y debe subrayarse porque nos otorga una superioridad moral indudable.

Ahora bien, la misma presunción de inocencia que solicita el entorno de ETA y el cada vez más radicalizado PNV para los detenidos, debería ser exigida también para los agentes que los detuvieron. Quienes añaden el calificativo de presuntos a Sarasola y Portu y se lo niegan a los agentes, llevan en el pecado la penitencia. En su inicua contradicción pierden toda credibilidad y decencia. Más aún si tenemos en cuenta que a los primeros se les encontraron armas, documentación, pruebas que les relacionan con el atentado de la T4...

Y para ponerle la guinda al pastel, ahora sale a la palestra un vecino de Arrasate, con alcaldesa de ANV, que en un irresistible ataque de civismo comparece voluntariamente en el juzgado de guardia, asistido de letrado, para declarar "que no es cierto lo que ha escuchado en los medios de comunicación sobre la hora de la detención, sobre que era un control rutinario y sobre la resistencia de los chicos a la detención". Raro, raro, raro.


jueves, 10 de enero de 2008

Desganado, pero vivito y coleando

No les vendría mal a algunos un buen cóctel de Salvacolina o una buena dieta astringente para controlar las innumerables sandeces defecadas por ciertos personajes en las últimas semanas. Contra la diarrea mental de algunos, el estreñimiento como remedio. Pero hoy no voy a hablar de eso.

Y es que parece que a la vista de la escasez de ideas que asola últimamente mi taberna, el estreñido es un servidor. No es que falte material para escribir artículos, que lo hay a espuertas. Tampoco que me haya aburrido ya de cuidar este rinconcito de vinitos, viandas y libertad. Imagino que algún día de estos inundaré de nuevo el mostrador de tapitas y mosto nuevo, pero lo cierto es que de un tiempo a esta parte me da cierta pereza escribir.

A lo mejor son cosas de la edad, porque una tarde de hace exactamente cuarenta y cuatro años, mientras su madre escuchaba la radionovela de las ocho, este tabernero que les escribe decidió que ya era hora de verle la cara al mundo. Tanta prisa tenía, que no dio tiempo más que de llamar a la matrona. Así que nací en la misma casa y en el mismo barrio en el que me crié, mientras mi padre aporreaba las casas de los vecinos gritando ¡un machote, un machote!. Y acertó. Menos mal, porque en aquellos años, ser varón sin ser machote garantizaba una existencia desgraciada. De no ser por ese pequeño detalle, tampoco hubiera pasado nada si se hubiese equivocado, pero lo cierto es que acertó.

Dicen que era un niño muy guapo. Y también muy bueno. Ya saben, el amor maternal también es ciego. Al parecer, bastaba cualquier tontería para tenerme entretenido. Cuenta mi madre que me daba un trozo de hilo y me pasaba horas sujetándolo entre los dedos índice y pulgar de la diestra, mientras que con los mismos dedos de la siniestra lo recorría de una punta a otra. Después, ambas manos intercambiaban sus papeles. Como queriendo sacar por el extremo libre un nudo corredizo imaginario que desaparecía cuando el hilo acababa. Una vez. Y otra. A saber con qué estaría ocupado mi pensamiento mientras mis manos, llevadas por la inercia del primer empujón, repetían aquel mantra sin necesidad de más supervisión. Como una maniobra de distracción que pretendiera hacer creer a quien hubiese quedado a cargo de mi custodia, que aquella angelical criaturita tenía puestos los cinco sentidos en aquel absurdo juego.

Aún hoy sigo siendo capaz de mantener una conversación mientras mi cabeza anda en sus cosas. Eso sí, cuando mi mujer me pilla, lo que ocurre cada vez con más frecuencia, me llevo un rapapolvo de cuidado. Con toda razón. Y es que la edad no perdona.

Y como imagino los comentarios que seguirán a esta entrada, sólo añadir una cosa más. ¡Y que ustedes lo vean!


jueves, 3 de enero de 2008

Aunque al mono lo vistan de seda......

Otra vez la Oficina Económica del Gobierno. Otra vez un empresario de diseño financiado y fabricado por el poder político local y autonómico. Otra vez el Gobierno interviene, usando ilegítimamente el poder que los ciudadanos le han otorgado, para ayudar a una empresa privada mal gestionada que, para más inri, cotiza en bolsa.

Se ha conocido que desde Moncloa y la Junta de Andalucía se convocó a las seis Cajas de Ahorro andaluzas para una reunión en la mañana del día de Nochebuena. El asunto a tratar: cómo ayudar a la inmobiliaria Colonial, endeudada hasta las cejas por la ambición desmedida de un nazareno sin capirote. Esa misma mañana, el accionista mayoritario, Luis Portillo, estaba reunido en Moncloa.

El asunto no cuajó, pero ha trascendido. Y da asco. Mucho asco.


miércoles, 2 de enero de 2008

Año nuevo, sin novedad en el frente

Dice Pepiño en su blog que si la jerarquía eclesiástica quiere jugar a hacer política, lo que debería hacer es presentarse a las elecciones. Se refiere obviamente a la manifestación convocada el pasado Domingo por la Iglesia en defensa de la familia cristiana. Ahora resulta que para hacer política es indispensable presentarse a las elecciones. En nuestro país, por desgracia, la sociedad civil organizada apenas existe pero, por lo visto, si existiera no tendría derecho a hacer política. Aviados andamos con la estrechez intelectual de nuestra clase política.

No termino de entender muy bien el tremendo cabreo de los Bermejos, Pepiños y Llamazares que aportan colorido a nuestra fauna política. Expresiones como "actuación intolerable", "duro ataque al sistema democrático" y similares dicen mucho sobre el concepto de libertad que tienen quienes dicen representarnos.

Imagino que a la concentración, acto, manifestación o lo que fuera que la Iglesia organizara el Domingo, asistieron quienes estuvieran de acuerdo con las tesis de los convocantes. A los que, como a mí, ni nos iba ni nos venía lo que allí se cocía o simplemente no comulgamos con esas ideas, nos debería importar un pimiento lo que opinaran los que acudieron, siempre que lo hicieran dentro de la legalidad y respetando los derechos de cada cual. Y parece que así fue, porque no me consta que nadie intentara imponer sus criterios por la fuerza.

Esa reacción tan visceral de toda la izquierda de nuestro país en contra de la manifestación pacífica de unas ideas, deja bastante claro el concepto que de la democracia tienen nuestros políticos. Claro que todo esto no viene sino a confirmar una vez más la escasa calidad democrática de nuestra sistema y la absoluta falta de respeto por las libertades individuales.

Si alguna vez la Iglesia se presentara a las elecciones y, Dios no lo quiera, las ganasen, los que hoy consideran estas ideas como un ataque a la democracia ¿qué dirían? Las ideas, defendidas con el uso exclusivo de la palabra, ¿pueden calificarse de ataque a la democracia? ¿Y dejan de ser antidemocráticas si el pueblo las vota?

Por cierto, muy instructivo lo que Jordi Sevilla dice en su blog. Si esto no es una partitocracia....