domingo, 3 de mayo de 2009

Confundiendo al personal

Leo hoy en la sección de El Mundo Las cartas boca arriba de Ansón, una crítica a la manera en la que se financian los sindicatos. Y usa como ejemplo a seguir por éstos el de la Iglesia que, según él, se financia exclusivamente con lo que aportan los fieles, no recibiendo financiación del Estado.

Llama la atención que un señor tan leído sea capaz de cometer un error de tal magnitud. Y es que una parte importante de los ingresos de la Iglesia los sigue obteniendo de los contribuyentes que marcan la correspondiente casilla de la declaración de la renta. ¡Claro, por eso la financian exclusivamente los fieles que marcan esa casilla y no el Estado, espabilado!, pensarán algunos. Pues no. Quizás un ejemplo ayude a aclararlo.

Sean dos contribuyentes con la misma renta y situación familiar. Ambos pagarán el mismo impuesto en concepto de IRPF, pero uno marca la famosa casilla y el otro no. El 0,7% de lo que paga el que pone la equis se traslada a la Iglesia, por lo que el ingreso final del Estado se verá mermado en esa cantidad. Si ninguno de los dos marcase la casilla, los ingresos del Estado serían superiores luego, como los ingresos del Estado van disminuyendo conforme aumenta el número de contribuyentes que optan por marcar la casilla, es evidente que el Estado financia a la Iglesia. Sólo en el caso de que quien marque la equis pague un 0,7% más que quien no la marque, dejaría la Iglesia de estar financiada por el Estado y pasaría a estarlo exclusivamente por sus fieles.


10 comentarios:

Antonio Azuaga dijo...

…ergo, el Estado no es laico, como proclama, sino, inconscientemente, Católico, Apostólico y Romano. ¡Anda, que si se entera ZP…!

Claro que Ansón, supongo, no estaría pensando en lo de “dad al César…” etc. sino en que uno tiene derecho a seleccionar si lo que aporta para el sostenimiento de su cultura (el Estado también lo es, aunque nos resulte sorprendente) es o no trasunto de su particular creencia; entre otras cosas, porque una gran parte de los ingresos de aquél tiene que ver con lo que hoy llamamos turismo, que se nutre, no poco y en muchas zonas, de lo que antes edificaron, pintaron, esculpieron, escribieron o fabularon antañones creyentes sobre su dicha creencia. En mi opinión al menos, los “fieles” tendrán algo que decir en este “mercado”, que sostiene en parte lo que, al cabo, reporta a todos pingües beneficios. La conclusión, pues, sería que los fieles sostienen a la Iglesia gracias a que el Estado les permite que la sostengan para que pueda sostenerse una parte (notable) de la economía que enriquece al Estado… ¿O no?

Un abrazo.

P.S.: Lo único que dignifica a un “Patrimonio” es que alguien crea aún en él… Ah, y no milito en nada (ni falta que me hace) desde hace cuatrocientos años. Por si acaso.

Er Tato dijo...

Estamos de acuerdo pues, amigo Antonio. El Estado, el ciudadano, financia a la Iglesia católica. Fíjate que yo no he entrado a valorar si eso es justo o no, necesario o no - siempre he reconocido la magnífica labor social de una parte de la Iglesia a la que sin duda se suma la artística-, sino que me he limitado a subrayar la desinformación, dolosa o culposa, él sabrá, que un periodista de prestigio y académico de la lengua ofrece en un periódico.

Otro abrazo

Antonio Azuaga dijo...

Tienes razón, amigo mío, he sido yo el que ha metido la "valoración".

Saludos.

Jesús Cotta Lobato dijo...

No he leído, Tato, ese artículo de Ansón, pero, tal como lo relatas, estoy de acuerdo con él, porque a los sindicatos hay que financiarlos sin posibilidad de elección, mientras que a la Iglesia puedes no darle un céntimo si no quieres. Si el Estado permite que un miserable 0´7 vaya como propinilla a un camarero en vez de a él, es porque se lo puede permitir. No en vano, entre impuestos directos e indirectos, nos arrebata con violencia el 45 por ciento de nuestras ganancias. Si yo fuese un camarero de un restaurante y el dueño del restaurante tuviese el detallito de permitir que algunas propinas fuesen para mí y no para él, no diría que me financia mi jefe. NO sé si ésa es la metáfora más adecuada. Un abrazo.

Er Tato dijo...

Y bien traída está esa valoración, amigo Antonio.

No se trata de estar de acuerdo o no con el artículo, querido Jesús, sino de mentir, con o sin intención, o de decir la verdad. Y que la Iglesia en España está financiada en parte por el Estado es una realidad y, por tanto, no es opinable. Podrá serlo el que a uno le parezca bien o le parezca mal. En cuanto a la metáfora, quizás fuera más acorde con la realidad una situación en la que todos los ciudadanos pagasen un euro para tener enseñanza gratuita, carreteras, sanidad, protección social, etc..., y que del euro de algunos -aquellos que marcasen la X-, se detrajeran 7 céntimos que dejarían de dedicarse a pagar todos esos servicios a la comunidad y se dedicasen a financiar parte de las necesidades de determinada confesión religiosa. Puedo entender el debate sobre si el Estado debiera o no financiar a la Iglesia católica, pero no termino de entender que se niegue la realidad.

Abrazos

Jesús Cotta Lobato dijo...

Pues sí, la verdad es que tienes razón. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Con todo, a mí lo que me parece más preocupante, mentiras aparte, es el papel de los sindicatos, que viven a cuerpo de rey con ingresos del Estado y a cambio son la voz de su amo (del Estado, no los trabajadores que dicen representar).

Anónimo dijo...

¿Y lo divertido que sería hacer la declaración de la renta si nos dieran la posibilidad de elegir en más cosas?

- Financiación de la Iglesia Católica
- Financiación de otras confesiones
- Financiación de sindicatos
- Financiación de partidos políticos
- Financiación de ONG's
- Financiación de asociaciones afines a unos u otros partidos...

Er Tato dijo...

Tener razón en este caso no es ningún mérito, amigo Jesús, y bien que lamento llevarla porque no es buena señal que un periodista de prestigio ande, conscientemente o no, desinformando al personal con cuestiones tan fácilmente contrastables. A mí me sorprendió mucho y de ahí la entrada.

A estas alturas de la película, los sindicatos de este país no tienen absolutamente ninguna credibilidad ni legitimidad, amigo Octavio. Y alguna experiencia personal y profesional tengo al respecto.

Sí que sería divertido, querido Maese, sí. De ahí al pleno al quince, sólo un paso, que en este país se nos da muy bien marcar equis, discutir de fútbol en los bares y echar entrenadores, pero a la hora de ir a votar...¡viva er Betis manquepierda!

Abrazos varios

el aguaó dijo...

Yo marco la X en tu última frase entre exclamaciones querido Tato.

Un abrazo enorme.