lunes, 4 de julio de 2011

Invita la casa. Hoy: La renovación liberal de la socialdemocracia

Cuando uno -o sea, yo-, defiende ideas tan minoritarias y aparentemente extravagantes -¿un liberal de izquierdas? ¡venga ya....!- como las que defiende Daniel Innerarity, es un verdadero placer encontrarlas negro sobre blanco y expresadas con esa enorme claridad y contundencia. Y además, en un documento publicado por la Fundación Ideas. Tan sólo son veintiocho páginas que no tienen desperdicio, pero si no tienen tiempo o ganas de leerlas -ustedes verán...-, les recomiendo que lean al menos el capítulo 5 del que he entresacado los extractos que pueden verse a continuación. Uno -saludos a Ridao y su Trapiello-, que es consciente de lo poco que interesa la política seria, la ciencia política, no puede, a pesar de todo, dejar de compartir reflexiones como éstas.


"Una de las tareas más urgentes de la socialdemocracia liberal sería minimizar el poder estatal y luchar por que desaparezca la prepotencia económica. Es habitual considerar que la dominación económica se debe a una excesiva libertad de mercado, cuando ocurre más bien lo contrario: la prepotencia económica es causada por la falta de libertad económica. El orden constitucional y democrático sólo es viable si reconoce y combate activamente la existencia de concentraciones de poder incompatibles con la libertad."

"Las reformas para favorecer el mercado no implican más eficacia y menos justicia social. Todo lo contrario: son de izquierdas, en la medida en que reducen los privilegios. Solamente una socialdemocracia que tenga el valor de aumentar las oportunidades para todos y contribuir a un sistema fundado sobre una verdadera meritocracia, puede decir con razón que lucha por los miembros menos favorecidos de nuestras sociedades. Son los objetivos que han caracterizado a la izquierda europea –como la protección de los más débiles o el rechazo de las desigualdades excesivas y los privilegios– los que deben llevarle a adoptar medidas a favor del mercado. La regulación excesiva, la protección de ciertos estatus, un sector público que no beneficia a los más pobres sino a los mejor situados, universidades que producen mediocridad en nombre del igualitarismo (mientras los más ricos se las arreglan para obtener una buena educación), todo esto no es solamente ineficaz, sino socialmente injusto."

"Cuando todos los partidos se presentan como garantes de la "justicia social", la izquierda apenas se distingue de la derecha. Únicamente puede aspirar a que los menos favorecidos consideren que serían peor tratados por la derecha."

"¿Cabe pensar en una socialdemocracia no estatalista, que no quiera introducir la igualdad por medio de la redistribución estatal sino mediante la creación de una mayor igualdad de oportunidades en el mercado impulsando la iniciativa y la responsabilidad? ¿Y si el liberalismo fuera, como han recordado recientemente algunos (Giavazzi / Alesina (2006), una ideología de izquierdas?"

"La crítica corriente al sistema económico mundial dispara contra la mercantilización como si el mercado fuera el responsable de la miseria del mundo. Pero el problema estriba en que no existe una auténtica economía de mercado."

"La apertura decidida de los mercados mundiales no producirían un aumento de poder de las grandes corporaciones, sino todo lo contrario: una globalización auténticamente liberal significaría el final de los consorcios mediáticos, financieros e industriales. El que no ocurra así no se debe a la inamovible “lógica del capital”, sino al intervencionismo de los Estados."

"La creación de una mayor igualdad de oportunidades en el mercado libre en vez de una redistribución centralizada sería entonces el objetivo de una combinación histórica de ideas liberales y sociales. Ésta sería la renovación radical de la socialdemocracia que no se resigna a que los conservadores monopolicen una dimensión de la libertad y la gestionen sin aprecio hacia la igualdad, con la superioridad que les otorga el fracaso de las estrategias de redistribución estatal."


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