sábado, 5 de mayo de 2012

Invita la casa. Hoy: esto es un atraco

Ojalá nuestro gobierno pusiera el mismo empeño en reducir el tamaño del Estado que en recaudar dinero para no reducirlo. Porque solidaridad, sí, progresividad, también, pero esto ya empieza a resultar confiscatorio e insultante. Los asalariados que más ganamos no sólo pagamos proporcionalmente más impuestos -que en eso consiste la progresividad-, sino que ahora además formamos parte de ese grupo de apestados a los que se les puede sacar hasta las entrañas sin piedad. Obtener más ingresos, sobre todo cuando de una nómina se trata, suele estar correlacionado con la apuesta que hizo en su adolescencia y juventud para formarse quien los obtiene, con su esfuerzo y sacrificio individual, con el empleo de su tiempo libre para seguir formándose, con la aportación de valor que hace a la empresa que le paga. En definitiva, aporta más -proporcionalmente mucho más-, al sostenimiento del Estado del Bienestar porque obtiene más ingresos. Y obtiene más ingresos porque, en muchos casos, se ha esforzado más.

Sería bueno recordar cuánto paga, perdón, cuánto pagaba en 2010, un salario medio en impuestos. Y cuánto pagaría un salario mayor. Y también insistir en esa supuesta austeridad que, entre otras causas, nos ha traído hasta donde estamos.









Y sí, señor Rajoy, sin duda esto es un atraco. No tengo por costumbre adherirme a manifiestos o posturas colectivas -casi nunca estoy completamente de acuerdo, casi siempre requieren matices-, pero como en él se dice exactamente lo mismo que vengo defendiendo en la taberna desde hace mucho tiempo, reproduzco a continuación el manifiesto de la página web "Esto Es Un Atraco", de la que también el video anterior forma parte.

CON TODO EL RESPETO, SEÑOR PRESIDENTE: ESO NO ES CIERTO

Por mucho que el nuevo Ejecutivo del Partido Popular se haya esforzado en justificar la aprobación de una de las mayores subidas de impuestos de nuestra historia aduciendo que España no tenía otra alternativa después de descubrirse una desviación extraordinaria de 20.000 millones en el objetivo de déficit para 2011, nos vemos en la obligación de decir clara y rotundamente que eso no es cierto, que sí existían numerosas alternativas que no pasaban ni por esquilmar a los empresarios, trabajadores e inversores de este país ni por dificultar todavía más nuestras posibilidades de recuperación.

  • NO ES CIERTO que el déficit público deba atajarse simultáneamente subiendo nuestros impuestos a los niveles más altos de Europa y reduciendo gastos de una manera muy insuficiente: cabe la mucho más razonable alternativa de que el ajuste se efectúe por el lado del gasto. En los últimos diez años, los desembolsos de nuestras Administraciones Públicas han crecido en 200.000 millones de euros, alrededor de 2,5 veces el tamaño de nuestro déficit actual.

  • NO ES CIERTO que subir impuestos tenga los mismos efectos que reducir el gasto público: lo primero destruye la cada vez menor riqueza que se le permite generar al sector privado y que mantiene en pie a este país, mientras que lo segundo adelgaza a un Estado sobredimensionado e ineficiente que se encuentra al borde de la suspensión de pagos.

  • NO ES CIERTO que la ciudadanía deba hacerse corresponsable del imprescindible ajuste del déficit público: nuestras familias y nuestras empresas ya se han comportado de manera extremadamente austera durante estos últimos años, mientras que la Administración sigue gastando todavía hoy muy por encima de lo que lo hacía durante la borrachera de ingresos tributarios de la burbuja inmobiliaria.

  • NO ES CIERTO que recortar los gastos vaya a agravar la situación de nuestra economía: al contrario, más allá de los efectos más cortoplacistas sobre el PIB trimestral, sanear las cuentas públicas sin incrementar la tributación de un debilitado sector privado es condición indispensable para que volvamos a crear riqueza y empleo de manera sostenible.

  • NO ES CIERTO que la mayor parte de nuestro presupuesto sea intocable: es menester proceder a una restructuración completa del modelo de Estado, dando mucha más cabida a la iniciativa privada en todos aquellos servicios que hoy presta el sector público con cargo a unos excesivos impuestos y que, en realidad, no sería indispensable que proveyera.

En definitiva, Sr. Presidente, España no necesita impuestos más altos para financiar unas Administraciones Públicas a todas luces desproporcionadas, sino un Estado mucho más austero que se sufrague con unos impuestos notablemente más bajos para así favorecer la generación de riqueza por parte de un sector privado al que, hasta el momento, usted y su partido sólo han contribuido a asfixiar con los tipos impositivos sobre la renta más elevados de Europa.



9 comentarios:

ansiadalibertad dijo...

Sin ser economista ni nada (tampoco se ponen de acuerdo esos cerebritos) es claro como el agua. Reducir Estado y bajar impuestos y cotizaciones es la respuesta. Pero la respuesta a eso es que ESE ES SU CHIRINGUITO, ¿cómo esperar que ellos mismos se quiten nada a sí mismos?. Podrían quedarse todos perfectamente en su casa y no se notaría, es más, sería un buen comienzo.

¿O quizá es que alguien se cree eso del 'servicio público' y que la Tierra es plana?.

Las Autonomías fueron una jugada maestra y luego han ido a mayores, no debe existir un lugar en el planeta con tanto inútil por m2 y menos aún con tanto inútil por m2 COBRANDO. ¿De dónde sacar tanto dinero pues si no es de sus vasallos?.

Er Tato dijo...

Muy radical te veo, Ocón. ;-)

Aunque creo que en la línea editorial del blog -¡valiente cursilada...!-, queda claro que defiendo la existencia del Estado, como la entrada tiene una apariencia quizás demasiado radical, quiero insistir en ello. Comparto el manifiesto y la afirmación de que esto es un atraco, pero no algunas de las ideas de sus firmantes, en especial las de algún anarcocapitalista como Rodríguez Braun.

Pienso que se puede tener un Estado que garantice la igualdad de oportunidad de sus ciudadanos (una sanidad, una educación, una justicia y una vejez dignas) con un coste al menos un 30 o 40 por ciento inferior al actual. Y como pienso eso, también pienso que ese sobrecoste para mantener egos, cuotas de poder e ineficacias, es un atraco. La diferencia entre el Estado que yo defiendo y el Estado asquerosamente paternalista y derrochador que tenemos se ilustra muy bien con este tipo de iniciativas.

Ni creo en el colectivismo a ultranza de comunistas y socialistas, que es el resultado de una desconfianza absoluta en el individuo. Ni creo en el orden social espontáneo de los liberales más radicales. Sólo aspiro a un Estado lo más pequeño posible, pero lo suficiente fuerte como para garantizar la dignidad de quienes se lo merezcan. Un Estado que garantice la libertad individual, pero que no aspire a eliminar las consecuencias del ejercicio de esa libertad.

Saludos

Anónimo dijo...

"Para garantizar la dignidad de quienes se lo merezcan" En esta perla de frase se halla todo lo eres capaz de pensar, Tato, todo tu pensamiento ideológico de fantoche ultra liberal.

Er Tato dijo...

Pues nada, Anónimo, si tú crees que pensar que el Estado no debe malgastar los recursos de todos en garantizar la dignidad de quienes no se lo merezcan es ser un fantoche ultraliberal, entonces lo soy. ¿Contento?

Hala, ya puedes seguir con tu pensamiento unidireccional y sacando frases de contexto. Que no será porque no tienes suficiente contexto en las 1.025 entradas de la taberna...

Ya sé que soy un poco ingenuo, pero algún día de estos podríamos debatir nuestras ideas, si es que las tienes...

Saludos

José Miguel Ridao dijo...

A estas alturas, y después de tantos debates, ya sabemos más o menos nuestras posturas respectivas. Sin embargo, cada entrada tuya me hace reflexionar en algún matiz. Estoy totalmente de acuerdo con que subir los impuestos es una auténtica barbaridad. Incluso la medida puede volverse en contra del gobierno debido a la bajada del consumo y de las tributaciones, por no hablar del mayor gasto en el subsidio del desempleo de los que vayan al paro debido a esta medida. En cuanto a los recortes, yo sigo opinando que es muy difícil meter la tijera con justicia. No creo que sobren médicos, ni enfermeras, ni profesores. ¿Que hay que aumentar su productividad? Pues sí, poco a poco (mucho a mucho es complicado). Los que tendrían que ir a la puta calle de momento son los que directamente NO PRODUCEN: Todos los enchufados en la administración, sin oposición ni nada, enredando y destruyendo más que aportando.

Eliminar el Estado sería una barbaridad. Parece mentira Rodríguez Braun, a sus años...

Un abrazo, a pesar del Gobierno (del que tenemos).

Er Tato dijo...

Cuando hablo de recortes no estoy pensando precisamente en médicos, enfermeras o profesores, Ridao.

Pienso en subvenciones a productos (más de 12.000 millones en 2010 y más de 11.000 millones en 2011), pienso en radios y televisiones públicas (más de 2.300 millones en 2011, más la deuda que arrastran), pienso en los 17 defensores del pueblo o cámaras de cuentas, pienso en el Senado, pienso en los más de 400.000 políticos que existen en nuestro país (más de 170.000 de ellos contratados como cargos de confianza o en empresas públicas), pienso en las benévolas -por escasas respecto del sector privado-, jornadas laborales de los empleados públicos, pienso en las subvenciones a sindicatos y patronales, en las subvenciones al cine o al teatro, a las primas a las renovables (más de 7.000 millones) o al carbón nacional... ¿Cuántos miles de millones llevamos sin tocar la esencia del Estado del Bienestar? Y podríamos seguir. Sólo con coger los Presupuestos Generales del Estado, partida por partida, sería suficiente para separar el polvo de la paja. Si se quiere, claro.

En el primer enlace de este comentario puedes comprobar cómo en 2001, el gasto del conjunto de todas las Administraciones Públicas ascendió a 263.063 millones de euros, y en 2011 ascendió a 468.505 millones. Si tenemos en cuenta que ya en 2001 había importantes ineficiencias y sobraban muchos de los gastos que he mencionado anteriormente, y que el Estado del Bienestar ya era más que decente, es difícil defender que un recorte del 30-40 por ciento de los gastos actuales, hecho donde hay que hacerlo, fuera a afectar a nuestro Estado del Bienestar. Incluso aunque actualices los importes con el IPC de los distintos años -según acabo de consultar en la página del INE, el IPC acumulado de Diciembre de 2001 a Diciembre de 2011 es del 31,8%-, el Estado de 2001, con despilfarro incluido, nos costaría ahora 346.717 millones de euros.

En fin, que cuando hablo de recortes NUNCA me he referido -y ahí están las más de 1.000 entradas de la taberna-, a médicos, enfermeras o profesores, más allá de equiparar sus jornadas laborales a sus equivalentes del sector privado.


Un abrazo, desconfiado

José Miguel Ridao dijo...

Bueno, esos datos hablan solos. El problema es que se recorta precisamente en sanidad y educación, y se hace creer a la gente que esos dos sectores, al ser los de mayor volumen de gasto, son los que se deben reducir. Qué decepción el PP. Tampoco esperaba gran cosa, pero... ¿esto?

Otro abrazo.

Er Tato dijo...

En efecto, José Miguel. Una de las críticas más insistentes que le hago a este gobierno es la de no tener claras las prioridades. Otra, la de haber subido impuestos. Otra, la de ser un cobarde que no se atreve a meter la tijera donde hay que meterla. Otra la de improvisar y mentir. De ahí mi nueva etiqueta: neozapaterismo.

Y yo tampoco esperaba demasiado del PP. De hecho ni siquiera lo voté.

Un abrazo

ansiadalibertad dijo...

Pues sí, Er Tato, mi segundo comentario podría ser una copia de tu "Sólo aspiro a un Estado lo más pequeño posible, pero lo suficiente fuerte como para garantizar la dignidad de quienes se lo merezcan. Un Estado que garantice la libertad individual, pero que no aspire a eliminar las consecuencias del ejercicio de esa libertad".

Y si eso es ser un fantoche ultra liberal, pues ya seríamos dos.

La radicalidad que ves en mi comentario anterior vendría para compensar la radicalidad tontuna que arrastramos en España. Pero no, no es necesaria ninguna radicalidad si no es para despachar a LACASTA que se nos instaló en el sistema y que no permite hacer las cosas con sentido.

Saludos